Transalp 2008. Parte II - La experiencia

No es ningún misterio que la Transalp ha sido la carrera que con más ilusión esperaba del año, no sólo por la competición en sí, sino principalmente por el hecho de pasar diez días fuera, en compañía de amigos y haciendo lo que más nos gusta… comer pasta. Ah, y pedalear también, se me olvidaba.
Si a los amigos, el pedaleo y la pasta se le une el estar cada día en medio de los paisajes más impresionantes y el rodar por algunos de los mejores senderos que existen, qué mas se puede pedir!

Al final, y haciendo un resumen en una sola palabra de lo que ha dado de sí la semana, creo que tendría que hablar de ‘Conocer’.

He conocido más a los que ya conocía, la expedición de 8 destalentaos que fuimos ‘a la conquista del mundo’ ha resultado ser un grupo increíble. Empezando por el tremendo Vicenç, que ha demostrado ser de las mejores personas que conozco, siempre con una sonrisa (o un grito) en la boca, aunque entrásemos con las botas llenas de barro a la autocaravana o le pidiésemos un masaje cuando ya tenía la espalda cuadrada de hacerlos, siguiendo con su hermaníssima Mercè a la que tampoco se le cae la sonrisa ni aunque se destruya una rodilla por las piedras, David y Marta que han confirmado su condición de ‘tros de pà’ como se nos había advertido, Charlie! el sufridor y amigo (cualquiera con la mitad de lo que le hizo manda a la mierda al flaco), Ramonet-Dr. Mabusse que tras la apariencia de tio serio y flaco que tiene no ha dejado de decir/hacer tonterías ni un solo momento, y finalmente Núria. Sobran las palabras como de costumbre, pero ha vuelto a demostrar que es capaz de esforzarse encima de la bici hasta límites insospechados y superar día a día sus límites, además de ser la mejor compañera de equipo que se puede tener. Y de ‘no-equipo’ también.
Mirándolo en el otro sentido, creo que mi aportación al grupo se limita a enseñar el concepto de no-puerto y el de viajar en perro. Son interesantes aunque no es gran cosa. :D

En cuanto a los desconocidos, hemos descubierto bastantes personas dignas de ser conocidas, de los que cada vez que los ves te saludan con una sonrisa y siempre están dispuestos a comentar el día a día (y a darte algún palico si se puede…). Por nombrar a unos cuantos, me acuerdo de los Vegepowers (cómo no!), Andrea (que no veas cómo bajaba) el italiano de la Look (Mario Cipollini según Ramon), el hombre mayor de la Adrenalin que siempre saludaba a Núria, la pareja mixta de las Spark (se picaban muchísimo y ella le pegaba unas palizas a él de buen tamaño), y cómo no, toda la representación de vascos que había, grandes!!!

Y la tercera parte importante, los sitios por los que hemos pasado. Tanto pueblos como caminos han cumplido las expectativas en general. Muy bonito el pueblo de Scuol, en pleno Engadin – St. Moritz (Suiza), rodeado de paisajes impresionantes y con un centro antiguo muy muy bonito. Mítico también Livigno, por ser sede de unos mundiales de mtb hace unos años y por ser un pueblín perdido en mitad de un valle enorme y rodeado de un paraíso para la bici, de montaña o carretera. Precisamente entre Scuol y Livigno hicimos los mejores días de senderos, juntamente con la sexta etapa y cómo no, la trialera de bajada a Riva del Garda.

Sin buscar mucho he llegado a esto. Una carrera maraton partiendo de Scuol y pasando por Livigno para finalizar de nuevo en Scuol. 138km y más de 4000m de desnivel. Muy buena pinta! Combinar eso con una semana por la zona, y ya tenemos otra semana de auténtico lujo. Habrá que irlo pensando…

Cuando tenga otro rato y me acuerde (es decir, en una semana aprox.) pondré una selección de las mejores fotos del viaje. O por lo menos de las más absurdas.